lunes, 28 de mayo de 2012

Capítulo 22: Pasado (Si es que alguna...).


En el capítulo anterior...
<<Minutos después ya no temblaba, solo miraba el techo de los vestuarios, evitando unos ojos castaños y poco a poco, cayó en la inconsciencia..>>

Capítulo 22: Pasado.

No quería irse, pero debía hacerlo, debía hablar con McGonagall y aún no sabía como explicar su desaparición a sus amigos... Por eso tenía que irse de esos vestuarios y quiso pedir ayuda como cuando él cayó al suelo, pero supo que no podía, por eso lo arrastró hasta una de las duchas con puerta y salió a toda prisa hacía el castillo, porque con suerte el rubio despertaría antes de que la poción dejara de tener efecto y podría entrar en los dormitorios y si no ella podría llegar con la directora y encontrar una solución, porque acababa de cruzar la línea y eso la ponía nerviosa, había hecho varias veces pociones prohibidas, pero nunca una le hizo utilizar su propia sangre, propiedad que tienen solo las pociones que entran dentro de la calificación de magia negra. Pero lo peor era que aunque él fuera su enemigo ella lo había salvado y después de ello no quería abandonarlo inconsciente, lo que demostraba que estaba perdiendo el juicio.

Era lunes al medio día y Hermione descansaba en su habitación antes de su clase de Estudios Muggles, aunque en realidad no podía descansar a pesar de haber pasado una noche espantosa... Porque seguía pensando en él.
Desde que se lo había encontrado en el gran comedor a la hora de la cena sintió que toda ella se contraía, se hacía pequeña, su mirada azul como el mar la congelaba más allá del alma y provocaba que sus manos sudaran y su voz sonara temblorosa.
Solo él tenía ese poder en ella; ni Lord Voldemort había causado eso ella, porque ante ese ser ella se crecía, su miedo era palpable, pero eso y la gente que amaba y debía proteger le daban fuerzas y jamás, jamás, sintió aquello. Pero no entendía su reacción, Draco Malfoy era un chico comparable a Blaise Zabini, guapo, orgulloso y con un pasado oscuro, además de ser especialmente despreciables y calculadores... ¿Entonces por qué solo Draco la hacía estremecer de miedo? Puede que jamás lo supiera, pero lo cierto era que en aquel momento lo sintió más que nunca.
Desde aquel instante Draco no le había vuelto a dirigir la palabra, ni para bien, ni para mal. Tampoco hablaba apenas con su abuelo y solo le respondía con monosílabos y cuando fueron al ensayo alejó encontrarse mal, por ello la castaña tuvo que practicar con Gabriel.
Su actitud era desquiciante y sabiendo como se comportaba en clases, podía imaginar que aquella fachada de hielo solo aumentaría en las siguientes horas, aunque puede que se acostumbrara a ello, porque el frío de la indiferencia era mejor al ardor del odio o en su defecto del deseo que en algunas nefastas ocasiones tomaba control de ella. Sí, el frío era mejor, porque gracias a él no sentía nada y aunque sus amigos lo notaran nadie dijo nada.

-Siguiente pregunta-, dijo Michael tras responder qué era un televisor.
-Señor Bantz- dijo Cindy de Slytherin-, ¿Para qué sirve un retulador?
-Querrás decir un rotulador... ¿No?- y ante el asentimiento de la joven el comenzó su explicación-: Un rotulador hace las funciones de la pluma, solo que lleva tinta de color en su interior y así no tienes que usar tintero- y ante su explicación muchos alumnos lanzaron exclamaciones-. Siguiente.
-Señor- dijo un digno Gryffindor-, yo querría hacerle dos preguntas y espero que sea sincero y no se moleste.
-Claro que seré sincero, muchacho- contestó digno e intrigado el anciano-. Pregunta.
-¿Qué bando tomó usted en la segunda guerra muggle?
Michael Bantz tomó unos minutos pensando su respuesta, la forma correcta de decirlo, aunque sabía que no había forma de hacerlo porque conocía bien la siguiente pregunta... Aquel era un tema que jamás tocaba y todos sus conocidos respetaban.
-Como habréis adivinado algunos soy de origen alemán y la guerra me pilló en Berlín, formé parte de las juventudes Hitlerianas.
Todos los presentes tomaron el aliento lentamente, la semana pasada habían estudiado dicha guerra y los recuerdos de lo estudiado, de las atrocidades de dicho bando estaba muy frescos, puede que ante la similitud de lo ocurrido hacía menos de seis meses.
-¿Por qué?
La pregunta no lo pilló desprevenido, la esperaba como esperarías una bala tras oír el gatillo, pero eso no significaba que supiera la respuesta.
-Sinceramente, no lo sé; puede que fuera la estupidez que nos domina cuando somos jóvenes e inmaduros, puede que fuera el deseo de algo más de poder y fortuna... Puede que pensara que luchaba por lo correcto.
-¿Lo correcto?- preguntó otro alumno de Gryffindor.
-Sí, lo correcto. Yo creía fielmente en que había clases, no solo por tu nivel económico, si no por dónde naciste, por tu familia, por tu piel he incluso por tus ojos... Siempre pensé que yo era superior a otras personas por haber nacido como era y dónde lo había hecho y por ello no me importaba mandar a la muerte a gente inferior...
-¿Por qué cambió de idea?- preguntó Draco dejando a todos pasmados ante su intervención.
-¿Quién dice que lo hice?- preguntó Michael al joven-. En el fondo sigo pensando que ciertas personas son superiores a otras, sigo manteniendo que hay clases y que estas es mejor que no se mezclen... Pero cambié de idea por amor, como todos; mi mujer es judía, se suponía que era todo lo contrario a mí, mi máxima enemiga, pero cuando la guerra terminó y me metieron preso ella estuvo allí, venía a verme para recordarme como maté a su hermano, me odiaba... Pero un día todo cambio y me dí cuenta que solo la tenía a ella y que era un gran mujer, lejos de su condición.
-¿Y todo el mundo perdonó su conducta?- preguntó un Slytherin.
-No. Durante años fui un apestado, no tenía trabajo y me habían quitado todo lo que era mío, aparte de que en prisión me marcaron para que todos supieran lo que era... Pero con los años superé todo aquello y aquí estoy.
-¿Marcado?- y esta vez fue su nieta quien preguntó, aún incrédula.
Y sin más Michael arremangó su camisa en el brazo izquierdo y retiró la muñequera de piel que siempre llevaba y bajo ella ahí estaba la esvastica. Todos reconocieron las similitudes con los mortifagos y Hermione no pudo evitar mirar a los ojos ahora azules de Draco.
-¿Se arrepiente?- preguntó de nuevo Draco sin mostrar ninguna expresión en su rostro.
-No, porque sin esas decisiones no estaría dónde estoy.
Pero Draco no se quedó mucho más tiempo y ante la atenta mirada de Hermione salió del aula, nadie más aparte de su abuelo pareció notarlo, estaba pálido y comenzaba a temblar... La poción otra vez estaba dando problemas y tras dejar a sus alumnos al cuidado de su abuelo Michael, salió en busca del joven Slytherin.
-¡Legendre!- lo llamó por su falso apellido.
-¡Vete!- contestó él con su voz natural.
-Voy a entrar- y antes de terminar la frase, ya estaba dentro de la habitación.
-Déjame en paz...- volvía a ser la voz de Tyl.
Hermione tomó aire unos minutos y avanzó siguiendo la voz y los débiles gemidos del joven, tomo su varita y con un alohomora abrió la puerta del baño, la cual dejó al descubierto a un joven con cabellos rubios con mechas negras, sus ojos iban descendiendo del azul intenso al azul grisáceo, su piel ahora era de su tonalidad normal, muy pálida, puede que incluso más.
-¿Estás bien?
Y supo nada más abrir la boca que había dicho una tontería, pero ese era su mayor defecto, no encontrar las palabras adecuadas en momento como aquellos, en momento donde eran necesarias.
-Sí- dijo a duras penas con sarcasmo-, me encuentro tan bien que si quieres ahora mismo, aquí mismo nos bailamos un tango...- y mientras decía esto se apoyaba en la pared del baño, cayendo lentamente al suelo.
Hermione estaba inquieta, sabía lo que tenía que hacer, pero eso no significaba que le agradara la idea, pero tampoco le agradaba abandonar el lugar y dejarlo a su suerte, a la espera de que alguien lo encontrara, lo reconociera y luego lo ayudara, sin antes lincharlo... Él solo la tenía a ella.
-Abre la boca, Malfoy-. Y aunque su pulso no era firme, su voz era como acero.
Tomó una horquilla que usaba para mantener a raya su pelo de la cara, mordió el extremo rompiendo el plástico que recubría esa parte y dejó al descubierto el metal, tomó aire y como pudo, a duras penas y con un dolor insufrible, hizo un corte en su muñeca derecha, para luego ir acercándola al joven.
-Ni se te ocurra- susurró este cuando se se dio cuenta de sus intenciones.
-Es la única manera, la única manera...- canturreó la joven casi como una canción de cuna mientras él tragaba su sangre, su voz era acompasada y tranquila, porque por extraño que fuera todo el miedo y la angustia habían desaparecido... Simplemente estaba sentada en el frío suelo del baño, con la cabeza de Malfoy apoyada en su hombro izquierdo, mientras que su muñeca derecha descansaba sobre los labios del joven.

En el próximo capítulo...
<<Nada en el mundo, por mucha magia que contenga, tiene más valor que un recuerdo.>>

Info.

2 comentarios:

  1. ni en un millón de años me hubiera imaginado al abue de Hermione en el bando de Hitler, vaya ahora sí que es un Draco más viejo XD oh!! me encanto!!!! ahora ella le da su sangre? wow si que están en una situación dificil!! XD espero los próximos capis!! no aguanto la curiosidad :D

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    1. Jajajaja, es un Draco con ochenta años más y menos mal, porque si tuviera la edad de Draco este tendría competencia jajajaja La cosa se está complicando y no sabes cuanto, en breve todo será mucho peor (Que mala soy xP).
      Gracias como siempre por leer y comentar.

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