domingo, 6 de mayo de 2012

Prender fuego a la lluvia.



Y dejé que cayera mi corazón,
y según cayó, tú apareciste para reclamarlo,

Estaba mal, muy mal, había tocado fondo y no pensaba volver a entregar mi maltrecho corazón, mucho menos a ti, pero sin que yo te dejara lo tomaste entre tus manos y lo proclamaste como tuyo, porque para qué engañarnos, te perteneció desde la primera caricia.

Estaba muy oscuro, y yo estaba acabada,
hasta que tomaste mis labios y me salvaste,

No sé que pasó por tu cabeza cuando me arrinconaste en aquel pasillo y tomaste mis labios como si fueran tuyos, como si aquello fuera algo que lleváramos toda la vida haciendo, porque lo sentí así, como una vieja costumbre, porque no podía negarle nada a la razón por la que me levantaba cada mañana, no podía decirle que no al salvador de mi alma.

Mis manos, eran fuertes, pero mis rodillas eran demasiado débiles
como para sostenerme en tus brazos sin tener tus pies.

Sé que sin ti hubiese caído otra vez, sé también que muchas veces caímos juntos, pero jamás me soltaste, jamás... Puede que si yo hubiese sido más fuerte nunca hubiésemos caído tan fuerte.

Pero hay una parte de ti que nunca conocí, nunca conocí, todas las cosas que dijiste nunca fueron ciertas, nunca fueron ciertas,
y los juegos a los que jugaste, siempre los ganaste, siempre los ganaste.

¿¡Cómo puedes mirarme ahora a los ojos y decirme que te crea!? Esa marca es la prueba de cuán bajo has caído, de todo lo que nos separa, no solo es una calavera y una serpiente, es una daga en mi pecho y es un abismo entre nosotros, porque me has engañado todo este tiempo... Porque solo fue un juego y te salió bien.

Pero prendí fuego a la lluvia,
y la vi caer, mientras tocaba tu cara,
ardió mientras yo lloraba,
porque la escuché gritando tu nombre, gritando tu nombre.

Mi rabia era pura lava en las venas, el odio corrompe y tu me habías enseñado bien el valor de corromper el alma, puede que me arrepintiera, pero verte devorado por el fuego no iba a calmar mi corazón ¿Por qué iba a azotar mi consciencia? ¿Azotaba la tuya el verme llorar por tu engaño? Sé que por mucho que te gritara esa voz no era la mía, era la rabia.

Cuando me tumbaba contigo podría haberme quedado ahí para siempre, cerrar los ojos, sentirte ahí para siempre, tu y yo juntos, nada podría ser mejor.

Las noches en la sala de menesteres abrazados parecían un sueño lejano ahora, cuando un odio tan profundo que jamás creí conocerlo se apoderaba de mi alma cuando palabra a palabra intentabas decir más mentiras... Habíamos rozado la felicidad con las yemas de los dedos y ahora caíamos en el infierno.

Pero hay una parte de ti que nunca conocí, nunca conocí, todas las cosas que dijiste nunca fueron ciertas, nunca fueron ciertas,
y los juegos a los que jugaste, siempre los ganaste, siempre los ganaste.

No sé de qué me sorprendo, sigues siendo el mismo imbécil que me llamaba todo lo horrible que se le ocurría por los pasillos, que disfrutaba haciendo que llorase durante horas encerrada en los baños, el chico que iba alardeando de ser el rey de las serpientes y lo eres, tan rastrero, mentiroso y podrido como una.

Pero prendí fuego a la lluvia,
y la vi caer, mientras tocaba tu cara,
ardió mientras yo lloraba,
porque la escuché gritando tu nombre, gritando tu nombre.

Me arrepiento nada más hacerlo, pero no puedo pararlo, las llamas consumen la sala, tú no intentas evitarlas y me miras con dolor a los ojos, suelto la varita y te tiro al suelo, he hecho una estupidez y me arrepiento porque no sé parar el hechizo y mientras vemos la lluvia por la ventana sabemos que nadie podrá ayudarnos... Y te llamó, para que no te duermas por el humo, aunque puede que no quede mucho...

Prendí fuego a la lluvia, y nos lancé a las llamas,
entonces sentí algo morir,
porque sabía que sería la última vez. la última vez.

¿Me crees cuando digo que lo siento? Siento haberme dejado llevar por el odio y la ira, porque ahora te voy a perder y tengo miedo de qué vendrá después de que cerremos los ojos... ¿Estarás a mi lado? Si tu no estás, no quiero existir.

A veces me despierto por un golpe de la puerta,
y te oigo llamarme, todavía te debo de estar esperando,
incluso cuando sé que esto ya está acabado,
no puedo evitar buscarte.

Es cierto que yo ya sabía de la marca, cuando iba a veces con la capa de Harry a verte dormir la vi, tan sucia y rastrera como es, pero jamás imaginé que algo que representaba tanto odio cubriera tu brazo por amor, porque ahora que la muerte se acerca sé que no mentías cuando dijiste que lo hiciste por salvarme, siempre por salvarme... Si tan solo pudiéramos ser otras personas, sueño con ello, pero alguien me llama, no quiero ir, quiero quedarme imaginando una vida que jamás tendremos.

Pero prendí fuego a la lluvia,
y la vi caer, mientras tocaba tu cara,
ardió mientras yo lloraba,
porque la escuché gritando tu nombre, gritando tu nombre.
Prendí fuego a la lluvia, y nos lancé a las llamas,
entonces sentí algo morir,
porque sabía que sería la última vez. la última vez.

Si la lluvia era algo que me ayudaba o no, no lo sabía, pero que me sostuvieras en tus brazos y me miraras con esos ojos del color de la tormenta me hacía sentir viva, no había nada en esos ojos más que un amor que solo pudiste expresar con un leve susurro y lloré, lloré amargamente por casi perderte, por dejarme cegar, pero sobretodo porque no sabía que ocurriría ahora.

Oh, no,
déjala arder, oh,
déjala arder,
déjala arder.

No sé si alguien alguna vez lo descubrió o sospechó la verdad, ahora, lejos de Hogwarts y con nuestra hija en brazos sé que no todo fue un error aquella noche, no fue un error escapar mientras todo el ala del colegio ardía, no fue mala idea cambiar nuestros nombre, tampoco irnos lejos, todos creyeron nuestras muertes... ¿Sospecharían de que siendo enemigos declarados estuviéramos despiertos tan tarde en el mismo lugar? Da igual, la lluvia borro nuestro rastro y nuestro pasado y ahora solo queda nuestro futuro, porque yo, Hermione Jane Granger te amo tanto como para perder la cabeza, porque tú, Draco Lucius Malfoy, eres capaz de hacerme desear la muerte antes de perderte.

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