martes, 8 de mayo de 2012

Capítulo 10: Amargo (Si es que alguna...).


En el capítulo anterior...
<<Como bien habían demostrado, los Black eran capaces de cualquier cosa por proteger a la familia, puede que con el tiempo, Harry pudiera hallar en ellos algo del cariño que jamás recibió por parte de ningún familiar.>>

Capítulo 10: Amargo.

-¿De verdad aún no has elegido vestido?- preguntó Ginny.
-De verdad, ni lo he pensando, no estoy demasiado ilusionada con el baile... además, quedan más de dos meses...
-¿Es por tu pareja?- preguntó muy directa Luna.
-Obviamente ir al baile con un Slytherin no es plato de buen gusto, aunque bailan divinamente...- comentó Ginny-. Seguro que tu pareja, ese tal Tyl baila de maravilla...
-Pues si, baila de muerte- dijo Hermione algo agria-, gracias por recordádmelo, saca más brillo a ese trofeo.
-¡Serás! Hermione, no lo pagues conmigo si estás enojada por eso del hermanamiento...
-No es mi culpa que os hayan castigado, quiero que ese trofeo brille como el Sol...- Aunque en realidad si lo estaba pagando un poco con Ginny.
-Hermione ese chico tiene un corazón extraño, como si estuviera cambiando... Deberías intentar hablar con él, seguro puede ser un gran amigo- señaló Luna mientras tomaba el siguiente trofeo que tocaba abrillantar.
-¡No digas tonterías!- rió la pelirroja-. Pero volviendo al tema, ya sé cómo deshacerme de lo de llevar el vestido por los tobillos, ¡Pienso llevar un mono! ¿A qué es una idea brillante?- continuó hablando sobre el baile.
-A mi lo que me fastidia no es el largo del vestido- comentó la prefecta mientras vigilaba el trabajo de sus amigas-. Es el estúpido concurso entre casas y escuelas de baile. Soy un desastre y mi profesora no deja de meterse conmigo... ¡Maldita zorra!- y dicho esto se llevo las manos a la boca.
-¡Oh! ¡Hermione Granger a dicho un taco! ¡Doña normas ha maldecido! ¡La sabelotodo mundial a hablado mal de algo preparado por la dirección de Hogwarts!
-¡¡Ginny!!- regañó la aludida-. ¡No grites o se enterará toda la escuela!
-Oh Hermione, no te preocupes por el baile, déjate llevar- indicó Luna con su sonrisa tonta haciendo como que bailaba solo con sus brazos y hombros.
-¡Cierto!, Si tu pareja de baile es buen bailarín sólo déjate llevar, como hacía yo con Neville- continuó Ginny-. Simplemente aprender a terminar el baile, toma confianza y sonríeeee.
-No puedo dejarme llevar por ese, me da asco estar en la misma habitación, además, como le tome confianza- prosiguió Hermione-, es capaz de hacer caer por las escaleras sin que me dé cuenta.
-Bueno, por lo que cuentas puede ser- le dio la razón Ginny mientras volvía a ponerse manos a la obra.

Hermione volvía al dormitorio de los prefectos tan un día duro y cansado, como todos los anteriores, no solo su cuerpo mostraba signos evidentes de fatiga, si no su mente, que a cada minuto que pasaba podría jurar como notaba que moría una neurona. Definitivamente la falta de sueño no era el estado predilecto de Hermione Granger, pero aunque se muriera por tirarse en la cama tal cual estaba, espatarrada y dormir como un lirón sabía que aún le esperaba una redacción de tres pergaminos de tema: “Las grandes familias europeas de magos”. El asco era un sentimiento bastante acertado para expresar lo que aquella redacción le infundía, a la mierda a Historia de la Magia si para ella debía alagar los grandes linajes de “sangre limpias” de Europa. Ella tenía muy claro por dónde podía meterse su profesor la redacción, los tres pergaminos y de paso a todos los descendientes de esas “grandes” familias. Se las podía meter por su fantasmal trasero y con esas decidió que para ahorrarle el trabajo al profesor no escribiría la redacción, así tendría una menos que enrollar e introducir por dicho orificio, bufó mientras subía las últimas escaleras. Estaba deseando llegar a su dormitorio, puede que se duchara antes de dormir, seguramente una ducha era una buena idea para quitar algo de la tensión acumulada, aunque desde luego al día siguiente, tras los horribles ensayos pensaba ir al baño de prefectos y no salvarle el culo a ninguna amiga castigada...

-¿¡Cómo!? No Tina, no tienes derecho, no, no puedes pedirme eso, no, ¡Jamás!, antes muerta... ¡Me niego!
-Hermione, tranquilizate- rogó Tina mientras observaba como su compañera y amiga andaba exclamando maldiciones y palabrotas por la sala común, con los brazos en alto, agitando sus puños cerrados y con cara de ogro...- Te lo pido como un favor personal, además, si quieres no matarte con la instructora no te vendría mal conocer a Malfoy...-y tras decir eso se arrepintió.
-¿¡Cómo!? Ya conozco suficiente de ese asqueroso mortifago, es más, conozco demasiado de él, conozco su mansión y los calabozos, también conozco un par de los cuchillos que tenían puestos sobre la chimenea- gritó mientras enseñaba con ira la cicatriz de su brazo a la rubia-. No pienso dormir en la misma habitación que ese ser que se hace llamar persona, aunque bueno, por culpa de él y su asquerosa familia apenas duermo...- Y tras decir esto y ver como no solo Tina la observaba con espanto, si no también Alex y Draco que habían salido de su habitación, salió corriendo buscando un lugar dónde esconderse de todo lo que había dicho... Y sin darse cuenta sus pasos la llevaron hasta el baño de prefectos dónde horas antes había pensado relajarse.

Si hacerse sensible y tener remordimientos era algo propio del tiempo, Draco se arrepintió de que la transformación hubiese comenzado en ese momento.
Apenas Hermione Granger salió llorando de la sala los otros dos prefectos lo miraron con una mezcla de odio, repugnancia y lástima, pero él no los tomó en cuenta y sin entender muy bien el por qué, ni el para qué, salió en busca de la castaña, la cual corrió durante minutos por los pasillos y escaleras del castillo hasta detenerse en el tapiz del baño de prefectos y ahí estaba él, esperando tras este a que saliera sin tener aún muy claro qué pensaba hacer cuando la tuviera delante. Un <Hermione, perdona por arruinarte la vida durante años y dejar que mi tía te marcara como a una ganado de forma cruel y macabra> hubiese estado bien, pero aquello sonaba más bien a una broma pesada sobre su dolor que una disculpa y es que, él, Draco Malfoy poco sabía de disculparse y pedir perdón. Es probable que en su vida hubiese tenido que decir semejantes palabras y ahora, en el momento en que necesitaba ser capaz de formar una frase coherente y que revelara que efectivamente, lo lamentaba, era incapaz... Pero mientras miraba su reloj aquello dejó de preocuparle, Hermione llevaba cuatro horas en el baño y no se escuchaba nada, nadie tardaba tanto en darse un baño, nadie a menos qué... A menos que esté muerto.

En el próximo capítulo...
<<La puerta se abrió dejando ante su vista el cómodo y reconfortante baño de prefectos, pero no se dedicó a observar los detalles o a maravillarse con el lugar como solía hacer; no. Sólo corrió hasta un bulto apenas perceptible tras el vaho del baño.>>

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